El poder de la palabra
Muchas personas desconocen todavía el poder de la palabra en quienes nos rodean. En Vive La Esencia lo sabemos, de ahí que en nuestra sesiones trabajemos también este aspecto con nuestros alumnos. Y es que la plena consciencia entraña un uso adecuado de las herramientas con las que nos comunicamos con los demás, incluyendo en este cajón a las palabras.
Para tratar todo esto hemos querido dedicar este artículo precisamente al poder que entraña el uso que hacemos del lenguaje verbal.
El poder de la palabra
Las personas disponemos de diferentes capacidades o poderes con los que podemos interactuar con nuestro entorno. Eso nos da cierto poder para poder cambiarlo, aunque muchas veces no somos conscientes de ello. Al decir “poder” me refiero a que es una facultad con la que podemos hacer cosas afectando a quienes nos rodean, tanto para bien como para mal.
Una de estas capacidades -tal vez de las que mayor capacidad de interactuar con el resto tiene- es la palabra. Por ello, desde Vive La Esencia, consideramos que, cuanto mejor sepamos utilizarla, más grandes y mejores serán las cosas que podremos hacer con ella. Y es que. si no tenemos el control para utilizarla correctamente puede volverse contra nosotros, arruinar nuestras vidas, e incluso las de los demás.
La palabra y su poder negativo
La palabra tiene un poder destructor enorme. Especialmente cuando se usa sin haber pensado antes en lo que vamos a decir. Sin embargo, cuando usamos la palabra de una manera consciente, cuando lo hacemos habiendo dedicado unos segundos a madurar lo que vamos a decir, la palabra tiene la capacidad de crear, ayudar y construir.
Por ello, desde Vive La Esencia consideramos que es importante pensar acerca de que entre el camino de los pensamientos que surgen en nuestra mente y la consecuencia de estos.
Pararse a pensar antes de hablar
En Vive La esencia consideramos que es importante que seamos capaces de crear un espacio intermedio en el que seamos capaces de discernir sobre lo que vamos a decir. Haciendo, además, una criba entre lo que vale la pena que digamos y lo que es mejor callarse. Para ello, os proponemos hacer un análisis de lo que queremos decir teniendo en cuenta estos tres puntos:
- Que lo que vamos a decir sea verdad. A veces, son muchas las cosas que pensamos teniendo muy pocos datos en nuestro poder. Especialmente en lo que se refiere a otras personas. Esto hace que presupongamos, equivocadamente, cosas, y que imaginemos demasiadas historias e intenciones. Con todo ello, llegamos a creer lo que pensamos, nos sentimos en posesión de la verdad, y consideramos que tenemos derecho a decir lo que queramos. Especialmente cuando pensamos que debemos poner a esa persona en su sitio. Juzgamos, criticamos, insultamos y condenamos como si fuéramos jueces omniscientes con una visión total. Ante esta situación proponemos lo siguiente: no creáis todo lo que pensamos de una forma rígida, dejad las puertas abiertas a otros puntos de vista, teniendo una visión más amplia de los hechos.
- Que no hagamos daño a nadie. Lo que decimos puede causar el mal en las personas, quedando grabado en su memoria y causando sufrimiento. Las palabras mal dichas e inoportunas se comportan igual que si clavásemos clavos en una puerta de madera. Es decir, una vez clavadas dichas las palabras, podríamos retirarlas, pedir mil veces perdón, pero el agujero seguiría, dejando a la puerta estropeada.
- Que sirva para solucionar o mejorar las cosas. ¿No es mejor que cuando abrimos la boca salgan rosas en vez de piedras? Por lo general cuando nos enfadamos perdemos el control y hablamos desde la tensión. En esos momentos no buscamos la resolución del conflicto sino que nos quedamos atrapados en la emoción, en la rabia, echando más leña al fuego con cada frase que decimos. Es entonces cuando necesitamos pararnos, buscar las palabras adecuadas para encontrar soluciones y no atascarnos en reproches, juicios o insultos.
Si creamos el hábito de revisar estos tres puntos antes de hablar, ganaremos en coherencia y prudencia, poniendo orden y armonía en nuestras vidas.
Palabras conscientes
También es importante al utilizar la palabra hablar con propiedad. La mente constantemente nos manipula y después nosotros manipulamos a los demás, para conseguir lo que queremos. De ahí que lo importante sea buscar la sinceridad, la claridad y la sencillez. También transmite inseguridad. Busca el equilibrio hablando lo justo y necesario.
Finalmente, también nos gustaría decir lo importante que es que haya ausencia de palabra. Con ello nos referimos a la escucha, a saber escuchar.
Esto es muy complicado, pues cuando alguien nos habla, nuestra mente escucha unos momentos pero no la conversación al completo. Generalmente porque estamos pensando en nuestros próximos quehaceres. Al final, de quince minutos de charla igual hemos estado presentes cinco minutos.
Debemos tener en cuenta que uno aprende al escuchar a los demás, por lo que debemos desarrollar esta capacidad.
Hay un dicho muy bonito que dice: “Dios nos ha dado dos orejas y una lengua, para que escuchemos el doble de lo que hablamos”
Marut. Sergio Cambra.
¿Te interesan otros artículos?: Visita nuestro Blog
